miércoles, 11 de noviembre de 2009

El hombre cambía, pero olvida...


Usemos un tópico: piensen en un brasileño. ¿A qué tiene una pelota de fútbol al lado? Pues hace más de 60 años cuando, el escritor austriaco, Stefan Zweig escribió "Brasil, País de futuro" describió, hablando de la delicadeza de los sentimientos que caracterizaban a los brasileños, una paz que los diferenciaba de muchos otros pueblos que "no es casualidad que el deporte, que en última instancia es la pasión de la mutua superación, no alcanzo en ese clima -que induce más a la tranquilidad y el goce cómodo- la preponderancia absurda a la que se debe en buena parte el embrutecimiento y la desespiritualización de nuestra juventud, y que falten allí las escenas brutales y frenéticas y los éxtasis rabiosos que están a la orden del día en nuestros países llamados civilizados". Personalmente creo que se equivoca en su observación sobre las bondades del deporte a nivel social, pero nos queda claro que la imagen, el tópico, del brasileño actual, inequívocamente relacionada con el deporte (Ayrton Senna y Pele como héroes nacionales, cinco copas del mundo, ahora Mundial y Juegos Olímpicos, y la lista podría seguir) es muy diferente a la que podríamos entender leyendo a Zweig. El hombre cambia.
Hace casi 2000 años, en la antigua Roma, hubo una crisis inmobiliaria. De manera simple: los altos intereses que cobraban los usureros a quienes se habían endeudado, que hacían con ello grandes negocios, se habían elevado tanto que los deudores hubieron de poner a la venta sus propiedades de las zonas más ricas de manera masiva, poniendo los precios de estas por los suelos... y el emperador tuvo que intervenir para salvar el mercado.... Es decir, por codicia habían llegado a los límites a hundir el sistema, provocar una crisis y buscar ayuda. Entonces el emperador, Tiberio, uso su dinero, no el del contribuyente, para salvar a Roma de la crisis. Hoy estamos igual, cometiendo los mismos errores, los únicos que han aprendido son los emperadores. El hombre olvida.
Nunca se puede decir nunca, el hombre es siempre es siempre el mismo, siempre es diferente y siempre igual.

viernes, 20 de marzo de 2009

El sueño de la razón produce monstruos


La frase es de uno de los Caprichos de Francisco de Goya, ¡otra vez el de Fuendetodos viene a despertar mi blog!
La razón es la capacidad de inferir y formar juicio. Solo cuando las cosas han ocurrido nos damos cuenta de que estaban allí, por algún motivo nuestra razón estaba dormida, y al aparecer el monstruo esta despertó... demasiado tarde, el mal esta ya hecho.
Nos sucede en épocas de bonanzas, el bienestar suele cegarnos o damos por sentadas muchas cosas sin haber profundizado, o bien creemos que lo malo no puede ocurrir: ¡¡nos dormimos!!
¿Y que pasa según Goya cuando se duerme la razón? Monstruos!
Para mi un monstruo puede ser un crack o un un ser espantoso. Curiosamente uno de los que apareció en estos meses, que vimos al despertarnos, encaja en los dos significados: Bernard Madoff. Este señor realizo una estafa monumental, algo increíblemente bien montado. El fraude consistía en ofrecer un producto financiero altamente rentable, con una alta tasa de retorno de la inversión, y obtenía estas rentabilidades no de realizar inversiones, si no del dinero de los nuevos aportadores a su producto financiero... y mientras tanto el dinero que no devolvía como rendimientos a sus inversores lo iba guardando en lo que podríamos nombrar sus inversiones seguras.
El esquema de la misma es simple, pero difícil. Imaginen una pirámide (la pirámide tiene, por su inventor, otro monstruo, nombre: Ponzi), se dice a alguien que ponga su dinero en algo altamente rentable, este lo hace, inmediatamente, se le devuelve, utilizando su propio dinero, el primer rendimiento de su inversión. Este feliz, habla de su talento como inversor, de las ventajas de invertir en este producto (del que desconoce su funcionamiento) y pronto más gente viene y realiza la misma operativa. El gestor de inversiones gana prestigio y más gente viene... y así hasta incluir a toda la población mundial (pueden ser personas o instituciones), o bien todo el dinero del mundo, ya que los inversores pueden volver a invertir con más dinero o incluso con los rendimientos obtenidos de participar en la pirámide. Una vez que deja de entrar dinero la pirámide cae, ya que no se pueden ofrecer rendimientos ni devolver la inversión original.
Por desgracia para el monstruo la estafa duro casi 40 años, algo increíble. Las necesidades de dinero en efectivo provocadas por la actual crisis disminuyeron el interés por realizar inversiones, y aumentaron la necesidad de realizar desinversiones... ambas causas acabaron el flujo de efectivo para Madoff y por consecuencia para los inversores y la pirámide cayo... por suerte sobre el monstruo.
Yo he pensado que en finanzas a rendimientos alto, riesgo alto. ¿Los inversores no se lo esperaban? Y si Madoff se hubiera planteado ofrecer rendimientos menores, ¿se habría caído su pirámide?
Es increíble lo codiciosos que somos.
(en la foto, Madoff va a su juicio con su mejor traje)